“Entre los peligros de la libertad de expresión encontramos, por ejemplo, la concentración, el monopolio, la ideologización de los medios de comunicación o la precariedad laboral de los informadores”
Una síntesis amenísima de la historiografía periodística de las Españas, la praxis y la theoria del noble oficio de la libertad de expresión, la granazón de la ética profesional cuyas junturas han de prevalecer sobre el papel prensa. La Academia de San Dionisio ofreció este pasado martes una lección vivificante de periodismo. La diástole y la sístole del discurso pronunciado por el periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, don Santiago Sánchez Traver, latió a ritmo de pulcritud, rigor informativo y conocimiento de causa. Ni un ápice de subjetivismo, ningún vértice de frivolidad. Otra sesión solemne del ciclo ‘La Libertad de Expresión: base de una sociedad democrática’.
El ex director de Canal Sur TV y ex Delegado territorial de RTVE en Andalucía, habló sobre ‘La libertad de prensa: De 1810 hasta nuestros días’. Y enseguida se metió al auditorio en el bolsillo. Presidieron la sesión el presidente de la Real Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz Tardío y el presidente Honorario de la misma Francisco Fernández García-Figueras. Santiago Sánchez Traver comunicó (en el sentido más lúcido del término). Y desmenuzó los claroscuros de un género –el de la comunicación- que, abordada al trasluz de la verdad y de la magnanimidad, dignifica al género humano. Pero precisamente la escasa pulsión de la objetividad y la convulsión de la veracidad ligan el nudo gordiano de la –impenitente e irreverente- problemática del actual quehacer periodístico. He aquí algunas de las aseveraciones manifestadas por el profesor Santiago Sánchez Traver:
- “Una cosa es la libertad de expresión y otra bien distinta la libertad de información”.
- “En San Fernando, cuando se llevó a efecto la libertad de imprenta, se aprobó una Junta Suprema de Censura. Eran tiempos en los que en Cádiz se editaban 56 periódicos. Pero no, como se ha dicho, al mismo tiempo. De ninguna manera fue así. Sí existió ese número de cabeceras pero repartidas en un periodo tampoco muy amplio de años”.
- “La Restauración Monárquica trae una etapa de tranquilidad para el periodismo. Florecen entonces muchas cabeceras”.
- “A finales del siglo XIX comienzan a constituirse las primeras Asociaciones de la Prensa. Unas asociaciones que han aportado mucho en pro de la profesión. Yo he tenido la fortuna de presidir la de Sevilla. Este asociacionismo es muy positivo para los profesionales, para los periodistas. Andrés Luis Cañadas y yo hemos compartido momentos de trabajo en pro de las Asociaciones de la Prensa propiamente dichas. Son entidades que defienden los derechos legales de los periodistas. Cubren necesidades básicas como las médicas, las farmacéuticas y las promociones de viviendas”.
- “La República del 31 curiosamente sostiene una censura de prensa. Las Hojas del Lunes fueron un invento de la República y no del franquismo, como erróneamente se cree. Nacen las Hojas del Lunes porque los periodistas necesitaban un día de descanso. Las Hojas del Lunes duraron cincuenta años. Hasta que periódicos como Diario 16 o El País optaron por publicar ediciones cada lunes”.
- “Con el franquismo se oficializan los periódicos y el Registro Oficial de Periodistas. Se establece la censura y el Depósito Previo. Las emisoras de radio no dan noticias. Ninguna noticia”.
- “La famosa Ley de Fraga, con sus limitaciones y con sus restricciones, todavía no está ni derogada ni abolida. De facto sí. Pero no hay otra posterior”.
- “A finales del franquismo aparecen dos magníficas revistas que constituyeron dos soplos de libertad: Cambio 16 y Triunfo. Y nacen cabeceras históricas como Diario 16 y El País”.
- “En los años ochenta se establecen peligrosos procesos de concentración. Se aprueban los procesos de multimedia. Hay varias multinacionales que copan algunos medios de comunicación”.
- “Entre los peligros de la libertad de expresión encuentro, por ejemplo, la concentración, el monopolio, la ideologización de los medios o la precariedad laboral de los informadores”.
Una síntesis amenísima de la historiografía periodística de las Españas, la praxis y la theoria del noble oficio de la libertad de expresión, la granazón de la ética profesional cuyas junturas han de prevalecer sobre el papel prensa. La Academia de San Dionisio ofreció este pasado martes una lección vivificante de periodismo. La diástole y la sístole del discurso pronunciado por el periodista y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, don Santiago Sánchez Traver, latió a ritmo de pulcritud, rigor informativo y conocimiento de causa. Ni un ápice de subjetivismo, ningún vértice de frivolidad. Otra sesión solemne del ciclo ‘La Libertad de Expresión: base de una sociedad democrática’.
El ex director de Canal Sur TV y ex Delegado territorial de RTVE en Andalucía, habló sobre ‘La libertad de prensa: De 1810 hasta nuestros días’. Y enseguida se metió al auditorio en el bolsillo. Presidieron la sesión el presidente de la Real Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz Tardío y el presidente Honorario de la misma Francisco Fernández García-Figueras. Santiago Sánchez Traver comunicó (en el sentido más lúcido del término). Y desmenuzó los claroscuros de un género –el de la comunicación- que, abordada al trasluz de la verdad y de la magnanimidad, dignifica al género humano. Pero precisamente la escasa pulsión de la objetividad y la convulsión de la veracidad ligan el nudo gordiano de la –impenitente e irreverente- problemática del actual quehacer periodístico. He aquí algunas de las aseveraciones manifestadas por el profesor Santiago Sánchez Traver:
- “Una cosa es la libertad de expresión y otra bien distinta la libertad de información”.
- “En San Fernando, cuando se llevó a efecto la libertad de imprenta, se aprobó una Junta Suprema de Censura. Eran tiempos en los que en Cádiz se editaban 56 periódicos. Pero no, como se ha dicho, al mismo tiempo. De ninguna manera fue así. Sí existió ese número de cabeceras pero repartidas en un periodo tampoco muy amplio de años”.
- “La Restauración Monárquica trae una etapa de tranquilidad para el periodismo. Florecen entonces muchas cabeceras”.
- “A finales del siglo XIX comienzan a constituirse las primeras Asociaciones de la Prensa. Unas asociaciones que han aportado mucho en pro de la profesión. Yo he tenido la fortuna de presidir la de Sevilla. Este asociacionismo es muy positivo para los profesionales, para los periodistas. Andrés Luis Cañadas y yo hemos compartido momentos de trabajo en pro de las Asociaciones de la Prensa propiamente dichas. Son entidades que defienden los derechos legales de los periodistas. Cubren necesidades básicas como las médicas, las farmacéuticas y las promociones de viviendas”.
- “La República del 31 curiosamente sostiene una censura de prensa. Las Hojas del Lunes fueron un invento de la República y no del franquismo, como erróneamente se cree. Nacen las Hojas del Lunes porque los periodistas necesitaban un día de descanso. Las Hojas del Lunes duraron cincuenta años. Hasta que periódicos como Diario 16 o El País optaron por publicar ediciones cada lunes”.
- “Con el franquismo se oficializan los periódicos y el Registro Oficial de Periodistas. Se establece la censura y el Depósito Previo. Las emisoras de radio no dan noticias. Ninguna noticia”.
- “La famosa Ley de Fraga, con sus limitaciones y con sus restricciones, todavía no está ni derogada ni abolida. De facto sí. Pero no hay otra posterior”.
- “A finales del franquismo aparecen dos magníficas revistas que constituyeron dos soplos de libertad: Cambio 16 y Triunfo. Y nacen cabeceras históricas como Diario 16 y El País”.
- “En los años ochenta se establecen peligrosos procesos de concentración. Se aprueban los procesos de multimedia. Hay varias multinacionales que copan algunos medios de comunicación”.
- “Entre los peligros de la libertad de expresión encuentro, por ejemplo, la concentración, el monopolio, la ideologización de los medios o la precariedad laboral de los informadores”.
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