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domingo, 22 de mayo de 2011

Presentación del libro 'Rocío, sal y sol de Andalucía' - 19/05/2011



Santiago Padilla Díaz de la Serna presentó en la Academia la obra ‘Rocío, sal y sol de Andalucía’

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado jueves día 19 de los corrientes una sesión extraordinaria que tributaría homenaje al fenómeno –histórico, sociológico y religioso- de la Romería del Rocío. Una ponencia de mucha altura tanto en la calidad de la oratoria como en la singularidad –y el carácter inédito- de los datos expuestos. Se trataba de la presentación de la obra Rocío, sal y sol de Andalucía del almonteño Santiago Padilla Díaz de la Serna.


El ponente y autor de tan imprescindible ensayo fue acogido por sus anfitriones –el cuerpo de académicos de San Dionisio- y por la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Jerez, cuyo Hermano Mayor, Felipe Morenés Giles, se encargó de su presentación curricular. El autor ya dio a conocer en este mismo lugar, en el año 2007, su anterior ensayo del Rocío, Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo XX (ALMUZARA, 2007).


La obra, publicada por Hergué, en mayo de 2010, y que obtuvo el primer premio de ensayo historiográfico de la firma agroalimentaria, INES ROSALES S.A.U., con motivo de la celebración de su primer centenario, aborda los caminos diversos por los que la devoción a la Virgen del Rocío se convirtió ya en el siglo XIX, en un hecho noticiable, más allá de Despeñaperros. De este modo, y tras hacer un breve recorrido de situación por la historia de la devoción rociera, el autor se centra en el siglo XIX; un siglo de gran complejidad histórica, que hasta ahora teníamos prácticamente inédito para la historia del Rocío, y que va a ser de gran importancia para entender la configuración de sus primeros estereotipos y para la difusión y la propagación de esta devoción, a nivel nacional. Hasta tal punto, que El Rocío se convierte en uno de los símbolos de Andalucía, más allá de sus fronteras, y particularmente en la capital de España.

En este orden, la fundación de la Hdad. de Ntra. Sra. del Rocío, en el arrabal de Triana, al lado de la ciudad de Sevilla, en el año 1813, cuando los franceses tocaban a retirada, y se iba a formalizar el Voto del Rocío Chico, en Almonte, es un hecho de capital importancia para la historia del Rocío, como se pone de manifiesto en estas páginas. La conquista de Sevilla, a través de Triana, de dónde todo hace pensar que asistían ya anualmente a la romería significativos contingentes de romeros, va a ser un factor determinante, al convertirse muy pronto en una de las fiestas de referencia del calendario festivo anual de la Ciudad de la Giralda, que aparece en sus guías anuales de turismo y asombra a los viajeros románticos, que hasta ella se acercan. Y junto al turismo, la expansión de la prensa, el enciclopedismo, y otros avances económicos en la sociedad del siglo XIX...; que unidos a la vinculación a la romería de personalidades, como los Duques de Montpensier, a partir de 1851, son otros factores significativos que van a contribuir a la expansión y difusión del Rocío, a nivel nacional en esta centuria.


Y ya en el siglo XX, cuando El Rocío aparece como un gran argumento en todas las manifestaciones del arte, como expresión inequívoca de sus notables avances en la comunicación, tenemos en los hechos acaecidos en Almonte en 1932, como expresión de los desencuentros entre la República y la religión católica, otro acontecimiento que va a tener resonancia en toda España, y que va a dar pié a uno de los períodos de mayor crecimiento de esta devoción, en la última estela de los efectos producidos por la Coronación Canónica de la Stma. Virgen en el año 1919. Es el momento en el que se formaliza la constitución de la hermandad del Rocío de Jerez, que asiste por vez primera, a la romería de este año. Un año después se producirá la primera portada nacional, del diario ABC de Madrid,…..Y entre los jerezanos de renombre nacional y universal que difunden El Rocío, subrayemos la figura del novelista, ensayista y académico, José Mª Pemán, que asiste a la romería de 1934, por primera vez.


En suma la obra aporta un conjunto de datos, muy ricos, que ordenados e ilustrados con una espléndida y, en muchos casos, inédita colección gráfica y documental hemerográfica del Rocío y sus grandes propagandistas, nos ayudan a entender ese proceso expansivo de la devoción rociera, que ya en el XIX y a principios del XX cobró una magnitud, hasta ahora desconocida.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ponencia Gonzalo Castro Moreno - 17/05/2011



Gonzalo Castro Moreno inauguró el ciclo dedicado a la Merced en la Real Academia de San Dionisio

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado martes noche la sesión inaugural del ciclo que, dedicado a la Merced, tuvo en la voz del joven investigador Gonzalo Castro Moreno la ponencia titulada ‘La Coronación Canónica de Santa María de la Merced’. Para Castro “cuando hablamos del ritual de la Coronación Canónica se nos viene a la mente una ceremonia religiosa que está ligado casi en exclusiva a la Religiosidad Popular, pues podemos considerarla el culmen de la devoción del pueblo, refrendado por la autoridad eclesiástica, y que el mundo cofrade vive con especial entusiasmo como un día especial en la historia de la imagen coronada. Hoy, he querido traer una pequeña crónica de lo que fue la coronación canónica de la que es Excelsa Patrona de nuestra ciudad, Santa Maria de la Merced, de la cual se cumplen los 50 años de dicho acontecimiento”.

El conferenciante explicó “el origen del culto a las imágenes en el mundo cristiano, en cuyos comienzos no estaba determinada las representaciones de Jesús y su Madre, de la misma manera que la religión judaica, que era anicónica. Sin embargo, la expansión por el Mediterráneo de la religión cristiana, provocó que tímidamente fueran introduciéndose las representaciones de Jesús, María y los Santos. Los Padres de la Iglesia fueron muy cautos durante los primeros siglos de existencia de la religión cristiana, y tenemos bastantes ejemplos de defensa o ataque a la representación de la imagen de Jesucristo. El mismo Concilio de Elvira, celebrado a principios del S. IV decía en su cánon 36: Se dispuso que no debe haber pinturas en las iglesias, para que lo que se venera y se adora no se pinte en las paredes”.

El rito de la Coronación Canónica de una imagen de la Santísima Virgen “debemos buscarlo en los estados que formaban la actual Italia, en concreto en torno a los siglos XVI y XVII y dos nombres propios serán quienes arranquen con este rito hoy propio de la Iglesia Universal: el capuchino padre Jerónimo Paolucci (1552-1620) y el conde Alejandro Sforza Pallavicino.El primero de ellos, nacido en Caboli da Forli, se dedicó durante todo su ministerio a realizar predicaciones, terminando al final de todas ellas coronando, de forma simbólica a una imagen de la santísima Virgen. Esta tradición fue posteriormente imitada por hermanos suyos de religión, fundándose dentro de su Orden la denominada Pia Opera dell'Incoronazione.

“Con respecto al Conde Sforza (familia de gran influencia durante el Renacimiento) –explicó Gonzalo-, ejerció una labor de mecenazgo con respecto a estos actos, ya que dispuso en su testamento la donación de bienes a la Reverenda Fábrica de San Pedro, Congregación fundada por Clemente VII en 1593 y cuya labor era la de obtener los fondos para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro, pues el templo Constantiniano se encontraba en ruinas. El conde Sforza dispuso que con las rentas obtenidas por el usufructo de sus bienes fuesen coronadas las imágenes mas veneradas, con la condición de que se incluyera en las preseas el escudo de la familia Sforza. De este modo la Reverenda Fábrica de San Pedro fue la encargada de disponer las coronaciones canónicas de las Imágenes de la Virgen, teniendo un cargo distinto al carácter material que conllevaba la reconstrucción y mantenimiento de la Basílica romana de San Pedro”.

Tras casi cien años de ausencia de la Comunidad de Padres Mercedarios de la ciudad, vuelven a tomar posesión de la Iglesia y Convento el 22 de julio de 1940, siendo conformada por los PP. Manuel Fernández Matínez, Miguel Escánez Mingorance y Fermín Gutiérrez Gómez, realizando a partir de entonces una labor de restauración del culto a la Santísima Virgen. Desde entonces “se produjeron dos hitos que marcaron la llegada de los PP. Mercedarios, y que se vieron como preferentes antes que la coronación canónica de la Imagen”. Por un lado fue “la declaración canónica del Patronato de la Santísima Virgen, que fue llevado a cabo por la Bula de Pío XII, Quemadmodum plura, con fecha 27 de junio de 1949, finalizando con grandes fiestas y actos, entre los que se encontraban un pontifical con la Santísima Virgen de la Merced en la Iglesia Colegial, asistiendo el Ayuntamiento bajo mazas. Posteriormente, se declara al Santuario de Santa María de la Merced Basílica Menor, por el Breve de Pío XII Quidquid ad divinum, con fecha 11 de noviembre de 1949”.

En fechas anteriores a la llegada de la Orden se había planteado la Coronación Canónica de la Imagen, como lo demuestra la donación, por parte del Cardenal Herrero, en 1912, de su cruz pectoral y anillos, con los que se confeccionó una corona ofrendada por los jerezanos el 24 de septiembre de dicho año. Sin embargo, “el estallido de la 1ª Guerra Mundial no llevó a buen término dicho acto, promovido entre otros por Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. Posteriormente, una República convulsa en sus últimos tiempos, y anticlerical en su mayor parte, junto con la Guerra Civil y la consiguiente postguerra no propiciaban un ambiente muy propio para dicho acto eclesiástico. También el que todavía no se encontraran en nuestra ciudad la Comunidad de Padres Mercedarios, con el siempre recordado Padre Manuel Fernández, frenó un poco dicha coronación. Pero una vez que se asentaron en la ciudad, y proclamado canónicamente el patronazgo sobre la ciudad y la declaración de basílica menor, se procedió a la petición a la Sagrada Fábrica de San Pedro de Roma de la Coronación de la Sagrada Imagen de Santa María de la Merced”.

Castro Moreno considera que “1951 será fecha clave en la historia de tal acontecimiento, pues con fecha de 15 de octubre del mismo año entrega oficialmente al Ayuntamiento de nuestra ciudad un documento el Padre Manuel Fernández, como capellán de la misma, exhortando al excelentísimo Ayuntamiento a que solicite la Coronación Canónica de Nuestra Amantísima Patrona. Eran por entonces, Alcalde de la ciudad Don Antonio Mateos Mancilla, Comendador de la Orden en Jerez Fray Fermín Alvaro García, y capellán de la Ciudad Fray Manuel Fernández Martínez. El día 25 de octubre de 1951 se manda el acuerdo del Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad al Cardenal Arzobispo de Sevilla, Don Pedro Segura y Sáenz. Posteriormente, en 1953, se vuelve a enviar documentación a Roma, una serie de preces por parte de la comunidad de Padres Mercedarios. Finalmente llega el rescripto, con fecha de 27 de octubre de 1954”.

“Tal como decía en su exhortación pastoral de 30 de abril de 1961, el Cardenal Arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal, el acto de la coronación canónica coincidió con la creación de la Vicaría General con sede en Jerez, pasando por tanto el obispo auxiliar a residir en nuestra ciudad, en este caso D. José María Cirarda Lachiondo, obispo con el título in partibus infidelium de Drusiliana. El programa de actos se dio a conocer el día 7 de mayo en la prensa y en programas de mano publicados al efecto. Durante todo el mes de mayo los distintos colegios de la ciudad fueron ofreciendo a la Patrona ramos de flores en su honor”.

El pregón fue pronunciado por D. Francisco Montero Galvache el domingo 21 de mayo de 1961, en el teatro Villamarta a las 12:30, presentado por el 1er. teniente de Alcalde D. Francisco Paz Genero. Entre los días 22 y 24 de mayo se organizó un triduo preparatorio tanto en la propia Basílica como en los siguientes templos jerezanos: Compañía de Jesús, PP. Dominicos, PP. Franciscanos, Padres Carmelitas, parroquias de San Miguel, San Mateo, San Rafael, San Pedro, Santa Ana, Nta. Sra. de las Viñas, Nta. Sra. de Fátima, La Asunción, La Victoria, Colegio de Madre de Dios, Guadalcacín, Estella del Marqués y El Portal”.

El ponente indicó que el día 25 de mayo procedieron al traslado de la Venerada Imagen, en el paso de Madre de Dios de la Misericordia, a las 8 de la mañana, por el siguiente itinerario: Merced, Plaza de Santiago, San Juan, Francos, Plateros, Plaza de la Asunción, Angostillo, Consistorio, Plaza Arenal, (lado derecho), Plaza Monti, Alameda Vieja. El orden de la procesión estaba compuesto como sigue: Estandarte de la V.O.T., seguido de señoras; cruz conventual con la Real y Militar Esclavitud, acompañada de las escolanías de San Mateo y la Merced. A continuación, el paso de la Virgen exornado con gladiolos blancos, junto a los cuatro faroles de plata donados en el XIX por D. Francisco García-Pérez y Romero, y Dña. Magdalena Sánchez-Romate. Primero la virgen fue llevada a la Alameda Vieja, donde el Obispo D. José María Cirarda celebró una misa de campaña, para ser trasladada la imagen posteriormente a la Iglesia Colegial”.

Cabe constatar que “la Coronación Canónica provocó reacciones no solo en nuestra ciudad, sino también en otras provincias de España, pues vinieron peregrinos de Herencia (Ciudad Real), Llerena (Badajoz) y Madrid, acudiendo religiosos mercedarios como fray Germán García, fray Alfonso López, fray José Saavedra y fray José Colinos, este último procedente de Cuba. El Padre Manuel Fernandez, gran impulsor de esta Coronación Canónica y del culto en general a la Virgen de la Merced, de grato recuerdo en nuestra ciudad, vino expresamente desde Brasil, donde se encontraba, para el culto extraordinario. Un dato curioso fue la publicación de las bases de un concurso de balcones para los domicilios que estuvieran a lo largo del recorrido de la procesión de la Imagen, y la función de fuegos artificiales el último día del triduo, que tuvo que suspenderse debido a las lluvias torrenciales que cayeron esa noche en la ciudad”. El día 28 de mayo fue el día grande para la ciudad. Se coronaba a su Excelsa Patrona. Pese al mal tiempo de la noche anterior, se procedió a continuar con todos los actos, empezando muy temprano, a las 7 de la mañana con una Diana por todas las calles de la ciudad.

jueves, 5 de mayo de 2011

Presentación libro 'La Vocación del Zángano' de Manuel Francisco Reina - 03/05/2011



“Este poemario es una declaración substancial de la transición humana desde la mentira consentida hasta la verdad que nos hace libres y nos mata, sin redención”

El poeta jerezano Manuel Francisco Reina presentó en la Academia su última obra ‘La Vocación del Zángano’

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado martes un nuevo encuentro con el género literario. Con el rotundo título La Vocación del Zángano se presentaba este poemario del autor jerezano Manuel Francisco Reina –un libro, una confesión a tiempo, una expresión del yo que, de entrada, supone una rareza dentro de la obra del escritor, así como igualmente una singularidad en el panorama literario y poético contemporáneo-. Valga decir: una rara avis en el corpus lírico de este autor, preocupado sin descanso por la reelaboración del lenguaje poético, de la metáfora, y la rica tradición barroca, ya que parte de una visión descarnada, sarcástica y mordaz del mundo, no exenta de melancolía, muy contemporánea, en la que se introducen elementos del hoy como la “telebasura”, “la crisis”, o la hipocresía, así como de la eficiencia salvadora o no de la cultura, no habituales del mundo poético.


Presidieron el acto el presidente titular de la Docta Casa Jerezana Joaquín Ortiz Tardío y el presidente de Honor de esta institución –recientemente condecorado con la Medalla de Oro del Instituto de Reales Academias de Andalucía- Francisco Fernández García-Figueras. Ejercieron de introductores y de presentadores de la obra en cuestión y del autor tanto el editor Víctor Alija como la poeta Josefa Parra. Cabe constatar que el salón de actos de la Academia, “pese a la cita paralela del partido del fútbol Barcelona-Real Madrid”, presentaba su aforo prácticamente lleno.


Aunque parezca un libro marcado por la contemporaneidad de los tiempos actuales, Manuel Francisco Reina aseguró que, “estos poemas, fueron escritos al albur de la crisis anterior, mi querido Fernando Quiñones conoció parte del mismo, tras las famosas Expo 92 y las Olimpiadas de Barcelona, en la que sufrimos una crisis económica similar, con todas sus manifestaciones socioculturales de pesimismo, crisis de modelos y de planteamientos que, visto lo que ha vuelto a suceder, no fueron resueltos entonces”. En ciertos aspectos, quiso asegurar que “recuerda las crisis históricas que dieron como resultado en nuestra historia literaria personajes como los pícaros, y obras poéticas satíricas barrocas, con figuras como Quevedo, Lope o Góngora, una de mis fijaciones desde adolescente”.

El libro trae a nuestra tradición nombres de la actual literatura americana, sobretodo la chicana, con la que el jerezano estuvo en contacto en los noventa y de la que dio buena cuenta entonces en las páginas del suplemento Culturas de La Vanguardia, como son Jim Goad, y su propuesta de la “poética del exceso verbal”, sin renunciar a nombres controvertidos como Nietzsche, Óscar Wilde o Bukowsky, clásicos como Ovidio, poetas esenciales como Góngora, Antonio y Manuel Machado, o maestros andaluces como Pilar Paz Pasamar y Antonio Hernández.


Sin embargo, Manuel Francisco Reina declaró que “lo que algunos interesantes autores norteamericanos, curiosamente en lengua española, creen moderno, ya estaba en los clásicos grecolatinos. Calímaco, Marcial, y Catulo son ejemplos claros de esta poesía crítica, dura, y a veces procaz, que tenía incluso formas poéticas creadas para ello como el epigrama o la Invectiva que aquí se usan y reivindican”. En definitiva La vocación del zángano es “un conjunto de versos primordiales, un poemario fundamental, una declaración substancial de la transición humana desde la mentira consentida hasta la verdad que nos hace libres y nos mata, sin redención”.

domingo, 1 de mayo de 2011

Día del Instituto de las Academias de Andalucía - Concesión Medalla de Honor Fco. Fdez García-Figueras - 30/04/2011















Francisco Fernández García-Figueras recibe la Medalla de Honor del Instituto de Reales Academias de Andalucía


Dicha concesión coincidió con la celebración en Jerez del Día del Instituto de Reales Academias de Andalucía celebrado en el Salón de Plenos del Cabildo Viejo del Excelentísimo Ayuntamiento de Jerez

Jornada histórica que ha de quedar grabada con letras de oro en los anales de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras. Por un doble motivo: de entrada por la solemnidad con la que se desarrollaron -desde primeras horas de la mañana del pasado sábado día 30 del corriente mes y año- los actos propios del así denominado ‘Día del Instituto’ organizado a la sazón por el Instituto de Reales Academias de Andalucía y, de otro lado y en segundo término, en atención a la entrega de la Medalla de Honor de dicha institución al Presidente también de Honor de la Academia Jerezana Francisco Fernández García-Figueras “por sus extraordinarios méritos académicos, intelectuales y humanos” y como correspondencia y reconocimiento a su indudable esfuerzo y defensa por el progreso y florecimiento de las Reales Academias de Andalucía.


Pocos minutos después de las once y media de la mañana el cuerpo de académicos miembros de las diferentes Reales Academias marchaba de manera grupal desde la sede de la propia docta casa jerezana, sita en calle Consistorio, hasta el Salón de Plenos del Cabildo Viejo del Excelentísimo Ayuntamiento de Jerez (Plaza de la Asunción). Allí concurrieron tanto las autoridades académicas como políticas, periodísticas y diferentes representantes de otras instituciones culturales jerezanas. Media hora después, a las doce del mediodía, dio comienzo la sesión presidida por la alcaldesa de Jerez Pilar Sánchez Muñoz, el presidente del Instituto de Reales Academias de Andalucía Gonzalo Piédrola Angulo, el Secretario General de este Instituto Joaquín Criado Costa y el presidente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras Joaquín Ortiz Tardío.


Intervino en primer lugar la alcaldesa de Jerez para asegurar que “la cultura engrandece a las personas y engrandece a la ciudad y en este sentido Jerez siempre se siente orgullosa de su Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, una institución que es referente local en la dinamización del saber en toda la dimensión de este concepto”. Seguidamente hizo uso de la palabra el presidente de la Real Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz quien confesó que “a todos nos invaden los mismos sentimientos ante la concesión de la Medalla de Honor a nuestro Presidente de Honor Francisco Fernández García-Figueras y de ahí que expresemos nuestra más profunda gratitud al Instituto de Reales Academias por dicho nombramiento e igualmente por haber elegido nuestra ciudad para esta celebración. Fernández García-Figueras ha sabido mantener vivo el rigor y la estética de la misión intelectual de cuanto significa una Academia. Además ha sabido colocarla en un preferente lugar de prestigio en nuestra comunidad de Andalucía. Si repasamos su síntesis biográfica, pronto descubriremos que nuestro Presidente de Honor estaba predestinado desde su infancia a fundirse con la Cultura Universal”.


Joaquín Criado Costa, Secretario General del Instituto, dio lectura del acuerdo plenario aprobatorio de la Concesión de la Medalla de Honor del Instituto de Reales Academias de Andalucía para, a continuación, subir al estrado el homenajeado Francisco Fernández García-Figueras quien recibió del Presidente de Reales Academias de Andalucía la Medalla de Honor de este Instituto y el diploma acreditativo de tan noble distinción. Fernández García-Figueras, visiblemente agradecido y no menos emocionado, recogió entonces un fortísimo aplauso de todas las personas concurrentes en el Salón de Plenos del Cabildo Viejo del Excelentísimo Ayuntamiento.


El Secretario General de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras Andrés Luis Cañadas Machado pronunció el discurso de ‘Laudatio’ a favor de Francisco Fernández García-Figueras. Cañadas Machado, además del pormenorizado currículo profesional de Francisco Fernández, indicó que la mencionada concesión ha de interpretarse como “merecido reconocimiento, sin duda, hacia una persona, fundamental para nuestra Real Corporación, que durante un cuarto de siglo ha desempeñado a favor de ella un impagable servicio de entrega a la misma, a los valores que las Academias promueven y representan de rigor intelectual, fomento y difusión de las ciencias, las artes y las letras y promoción de aquellas personas que, por su aportación al universo cultural y especialmente en el ámbito de Jerez y en la provincia de Cádiz, se han hecho acreedoras a inscribir su nombre en nuestra Nómina, durante los últimos veinticinco años”.


“Y es que la figura del Excmo. Señor don Francisco Fernández García-Figueras –añadió Cañadas-, todo un ejemplo de entrega y dedicación al mundo académico andaluz, estará ya unida indisolublemente a esta Institución, ya que su contribución a la continuidad de la vida académica, a su engrandecimiento, a su consideración no solo entre los jerezanos sino en todo el ámbito de las Academias andaluzas ha resultado decisiva para que, al cumplirse el sexagésimo tercer año de su existencia, puedan legítimamente ufanarse sus miembros de pertenecer a una Corporación que cuenta no solo con una gran proyección sino con un bien ganado prestigio, debido en muy buena parte a quien se entrega hoy la mencionada Medalla de Honor del Instituto de Academias de Andalucía, precisamente y en gran medida por su apasionado quehacer al mundo que estas Corporaciones - las Academias – representan”.
Para Andrés Luis Cañadas “en los últimos veinticinco años el Excmo. Señor don Francisco Fernández García Figueras, que entre 1980 y 1984 desempeñó la vicepresidencia 2ª de nuestra Academia, no solo ha sabido mantener una elogiable actividad de la Real Academia jerezana de San Dionisio , a la que sin duda ha dotado de un prestigio y reconocimiento generalizado, tanto en el propio Jerez como en toda Andalucía, como ya ha quedado expuesto, sino que junto con académicos de toda nuestra Comunidad Autónoma ha sido impulsor y promotor del Instituto de Academias de Andalucía, ha logrado dotar a la Academia de una sede, inaugurada el 9 octubre de 1991, de cuya prestancia todos sus miembros nos sentimos orgullosos, ha fortalecido, desde la independencia, las relaciones con las autoridades locales y autonómicas así como con el resto de las instituciones y entidades jerezanas y ha promovido, en un aspecto en el que desgraciadamente tan poco consideradas están las Academias, las ayudas económicas necesarias para la financiación de nuestras numerosas actividades, diseñando diversos Ciclos anuales así como la celebración de Sesiones públicas todos los martes lectivos del Curso, ya digo, procurando esos recursos que lamentablemente tanto se nos limitan e incluso niegan mientras con tanta prodigalidad se conceden, especialmente por parte de los responsables públicos, a otras actividades que nada tienen que ver con la Cultura”.


“Pero además –ultimó subrayando Andrés Luis Cañadas-, junto a su constante preocupación por enriquecer la Nómina de esta Real Corporación impulsando la incorporación de numerosos Académicos numerarios, de Honor, Correspondientes en Jerez y la provincia de Cádiz y otras numerosas poblaciones españolas y extranjeras, es necesario resaltar el interés y el celo puestos a contribución por el Excmo. Señor don Francisco Fernández García-Figueras, tanto en la cuidada y variada programación de nuestras actividades, curso tras curso, logrando que actualmente se considere a la Academia como el principal foco científico y cultural de la ciudad, imbricada totalmente en la sociedad jerezana, así como y muy especialmente en preservar el protocolo y rigor en la celebración de las mismas, de acuerdo con el auténtico espíritu académico, para que en nuestra Real Corporación se mantuvieran vivos, sin menoscabo alguno, el estilo, la estética, de manera muy destacada el rigor intelectual y el apoyo constante a cuanto pudiera contribuir al engrandecimiento de la cultura jerezana y universal, sin que ello fuera en detrimento de nuestra independencia, características que sin duda definen lo que es y debe ser una Academia, miembro del Instituto de Academias de Andalucía y miembro asociado del Instituto de España, incorporación esta última que también sería solicitada durante su dilatado mandato, en el que igualmente nuestra Corporación recibiría el alto honor de serle otorgado el título de Real por Su Majestad el Rey, que Dios guarde”.


Francisco Fernández García-Figueras se deshizo en un sincero y esciente manantío de agradecimientos que a no dudarlo brotaron de la fontana de su corazón: “Recuerdo que hace unos años, y en el patio de este Ayuntamiento, el académico Fernando Lázaro Carreter nos presentaba su obra ‘El dardo en la palabra’. Yo hubiese querido para mí que la palabra hubiese sido el único vehículo para mostrar mi agradecimiento pero temía que la emoción que siento hubiese dejado en el carcaj algún dardo”. De ahí que, apoyado en un discurso escrito rotundo y definitivamente agradecido, Fernández García-Figueras correspondiera a la iniciativa promotora de tamaña distinción académica proyectándola a la suya propia de San Dionisio, “y particularmente a su presidente Joaquín Ortiz Tardío”, así como a tantas otras tanto de la provincia de Cádiz como determinadas de Andalucía contribuidoras del impulso y la consecución de la entrega de la Medalla de Honor del Instituto.


La alocución de Francisco Fernández estuvo imantada a las muestras –institucionales, corporativas- de generosidad, de amistad y de entrega. Quiso recordar e incluso interpretar a través de la hermenéutica cómo el tiempo une azares y también causalidades y casualidades. Por ejemplo el inicio de sus cimientos intelectuales en el mismo edificio donde el pasado sábado recibiera la Medalla de Honor del Instituto de Reales Academias de Andalucía, precisamente cuando en el noble lugar estaba ubicada la Biblioteca Municipal. No dejó en olvido hombres fundamentales de la cultural local como Manuel Esteve Guerrero, Jesús de las Cuevas Velázquez-Gaztelu o Hipólito Sancho de Sopranis, entre otros.

Fernández aseguró que “siempre he tenido un gran interés por la Cultura Universal”. De su labor al frente de la Academia Jerezana recordó cómo en sus primeros tiempos “había muchas cosas por hacer: el diálogo con las instituciones públicas, el acercamiento a la empresa privada, la actualización estatutaria y el logro de un viejo anhelo de un patronazgo Real”. Para finalizar su intervención, el presidente de Honor de la Real Academia de San Dionisio expuso que “según las crónicas, en monasterios y conventos los frailes se dividían en orantes y en fabriqueros, es decir, aquellos que se dedicaban a la palabra y al estudio y aquellos otros que se entregaban al duro trabajo más físico y manual, a la gestión y a la administración. A mí me ha tocado realizar estos dos trabajos. Por eso esta Medalla de Honor ha colmado las ilusiones de un académico de a pie”.


Tras la aplaudida intervención del homenajeado, el Académico Numerario y Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Cádiz José Luis García Ruiz dictó una ponencia sobre ‘Jerez y el jerez’. Cerró el acto un prodigioso recital de piano y violín a cargo del vicepresidente de Artes de la Real Academia de San Dionisio Ángel Hortas Rodríguez-Pascual y de José Manuel Martínez Melero.