José Carlos Fernández: “A las Academias, desde su libertad e independencia política, les ha llegado el momento de pasar abiertamente a la opinión”
El presidente de la Real Academia de San Romualdo dictó la ponencia ‘Utilidad y avenimiento de las Academias en la sociedad del siglo XXI. Respuestas’ en la solemnísima sesión de Clausura del Curso 2010-2011 de la Real Academia de San Dionisio
El presidente de la Real Academia de San Romualdo dictó la ponencia ‘Utilidad y avenimiento de las Academias en la sociedad del siglo XXI. Respuestas’ en la solemnísima sesión de Clausura del Curso 2010-2011 de la Real Academia de San Dionisio
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró el pasado martes día 28 de junio la solemnísima sesión de Clausura del Curso 2010-2011 en cuyo desarrollo se procedió a nombrar Académico Correspondiente de esta Real Corporación al Excelentísimo Sr. Presidente de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes de San Fernando don José Carlos Fernández Moreno. El actual presidente de dicha Real Corporación de San Fernando dictó la ponencia titulada ‘Utilidad y avenimiento de las Academias en la sociedad del siglo XXI. Respuestas’. No cupo un alfiler en la sede social de la Academia jerezana pues no en balde concurrieron numerosísimos académicos tanto de la Real Corporación de San Dionisio como de la Real de San Fernando, así como una muy nutrida nómina de personalidades relacionadas directamente con el ámbito cultural local y provincial. La mesa presidencial de la sesión académica estivo presidida por la alcaldesa de Jerez María José García Pelayo y por los presidentes titulares de las Reales Academias de San Dionisio, don Joaquín Ortiz Tardío, y de San Romualdo, don José Carlos Fernández Moreno, y completada por el Presidente de Honor de esta institución académica jerezana Francisco Fernández García Figueras, por la Teniente Alcalde de San Fernando doña Cristina Arjona Merino y por los Secretarios Generales de ambas Academias don Andrés Luis Cañadas Machado (San Dionisio) y doña Adelaida Bordés Benítez (San Romualdo).
Don Andrés Luis Cañadas Machado dio lectura al acuerdo unánime de tamaña distinción a la Real Academia de San Romualdo refrescando la memoria en un discurso que a su vez rememoraba las ya oficiales relaciones de reciprocidad y hermanamiento latentes entre ambas instituciones a mediados de los años cincuenta y que ahora cobraba oficialidad en la celebración de esta tan solemne y entrañable sesión. Don José Carlos Fernández destiló su ya reconocido verbo –rico de léxico y esclarecedor de datos- trazando una panorámica de vasos comunicantes –tanto históricos como sociológicos- entre las ciudades de Jerez y San Fernando. No descartó las unitivas y concomitantes trayectorias de las entidades culturales más renombradas de ambas localidades, “dos Academia de dos ciudades que desde siempre han mantenido estrechísimas relaciones de amistad, cercanía de afectos y mutua admiración”.
Tras abordar con valiente argumentación aspectos como la labor social y humanitaria de la Iglesia Católica en España o el menguado nivel cultural de los españoles –“que es bajo y va a peor”-, Fernández Moreno entró de lleno en el análisis del papel de las Academias en los tiempos actuales. En este sentido se mostró claro, convencido e incluso contundente: “Para todo amante de la libertad y muy especialmente para las Academias, la cultura y su revelación, ahora más que nunca, representa nuestra más grande responsabilidad. Porque la cultura enseña a un pueblo cómo debe actuar. El presidente de la Fundación Ortega y Gasset, Antonio Garrigues, afirma: “Lo que un pueblo descubre a través de la cultura no es solamente lo que tiene que saber sino también lo que tiene que hacer”. Con Julián Marías concluyo que, en el ámbito cultural, las dificultades han de encararse como un estímulo y no como motivo de desaliento”.
Tras abordar con valiente argumentación aspectos como la labor social y humanitaria de la Iglesia Católica en España o el menguado nivel cultural de los españoles –“que es bajo y va a peor”-, Fernández Moreno entró de lleno en el análisis del papel de las Academias en los tiempos actuales. En este sentido se mostró claro, convencido e incluso contundente: “Para todo amante de la libertad y muy especialmente para las Academias, la cultura y su revelación, ahora más que nunca, representa nuestra más grande responsabilidad. Porque la cultura enseña a un pueblo cómo debe actuar. El presidente de la Fundación Ortega y Gasset, Antonio Garrigues, afirma: “Lo que un pueblo descubre a través de la cultura no es solamente lo que tiene que saber sino también lo que tiene que hacer”. Con Julián Marías concluyo que, en el ámbito cultural, las dificultades han de encararse como un estímulo y no como motivo de desaliento”.
Fernández subrayó que “estoy convencido que, desde su libertad e independencia política, desde su aconfesionalidad la mayoría de ellas, a las Academias les ha llegado el momento de pasar abiertamente a la opinión. No sólo a la instrucción, a la erudición, sino a la opinión generalizada. Porque si ésta –la opinión- se nos solicita cuando se trata de preservar los valores monumentales, o la pureza histórica, o el equilibrio científico o el asesoramiento en todo aquello que pudiera alterar el patrimonio español, cuánto más cuando de lo que se trata es de evitar que nuestra cultura, nuestra civilización cristiana –otro asunto es la Fe-, nuestra civilización occidental, pudiera tambalearse. Y además haciendo acopio de todo cuando fomente la convivencia y la concordia. Y, si es posible, hacerlas germinar. Nosotros tenemos el poder de la palabra, el inmenso poder de la palabra. De ahí los disimulados intentos de controlarla, pero las Academias no deben, no pueden vivir de espaldas a la realidad social que nos rodea”.
No dudó un ápice en sus sucesivas aseveraciones: “Todo esto lo digo desde el más pleno de los convencimientos. Y al amparo del espíritu del Instituto de Reales Academias de España. Porque las Academias deben seguir siendo centros de pensamiento, de investigación, de reflexión que aporten luz sobre los complejos problemas de nuestro tiempo. ¡Cuánta luz hace falta aportar a los problemas de nuestro tiempo, señoras y señores! Desde San Romualdo, y cada vez con más frecuencia, convocamos nuestros actos contemplando que al término de las exposiciones se establezca un coloquio. Un turno de preguntas a los señores conferenciantes, donde naturalmente tiene cabida la controversia, a veces planteadas a viva voz, otras –nos consta- de forma meditada, o como fuente de inevitables interrogantes reservados tácitamente. Es el tiempo de la información. De la divulgación. Pero también el de recuperar el importantísimo de la opinión”.
No dudó un ápice en sus sucesivas aseveraciones: “Todo esto lo digo desde el más pleno de los convencimientos. Y al amparo del espíritu del Instituto de Reales Academias de España. Porque las Academias deben seguir siendo centros de pensamiento, de investigación, de reflexión que aporten luz sobre los complejos problemas de nuestro tiempo. ¡Cuánta luz hace falta aportar a los problemas de nuestro tiempo, señoras y señores! Desde San Romualdo, y cada vez con más frecuencia, convocamos nuestros actos contemplando que al término de las exposiciones se establezca un coloquio. Un turno de preguntas a los señores conferenciantes, donde naturalmente tiene cabida la controversia, a veces planteadas a viva voz, otras –nos consta- de forma meditada, o como fuente de inevitables interrogantes reservados tácitamente. Es el tiempo de la información. De la divulgación. Pero también el de recuperar el importantísimo de la opinión”.
Y un consejo, una recomendación, una petición: “No somos, no debemos ser, instituciones herméticas. Las Academias constituyen el emblema cultural de aquella ciudad donde radica. Y cada vez han de estar más cercanas, más intercaladas, en el tejido social. No son tiempos de encastillamientos. Ahora, eso sí, sin perder la esencia de sus raíces. Su rigor e incluso su reglado y protocolario ceremonial. Porque en ningún caso están reñidos estos dos conceptos, estas dos realidades. Y porque en estos momentos se erigen en guías muy orientadoras de cómo en determinadas circunstancias han de hacerse las cosas”. Finalmente, don José Carlos Fernández insistió en que “las Academias hemos de estar presentes en los medios de comunicación (escritos y audiovisuales). Cuanto más… ¡mejor! Y no podemos descuidar esta parcela. Porque, si no estamos en los medios de comunicación, no existimos”. La alcaldesa de Jerez María José García Pelayo intervino posteriormente para dar la bienvenida a los muchos académicos de la Isla de San Fernando presentes en el acto y, a la vez que elogiara la actividad semanal y la envergadura cultural de la Academia de San Dionisio, anunció una inminente línea de apoyos y estrecha relación del Ayuntamiento hacia esta referencia cultural local presidida por don Joaquín Ortiz Tardío.
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