Gonzalo Castro Moreno inauguró el ciclo dedicado a la Merced en la Real Academia de San Dionisio
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado martes noche la sesión inaugural del ciclo que, dedicado a la Merced, tuvo en la voz del joven investigador Gonzalo Castro Moreno la ponencia titulada ‘La Coronación Canónica de Santa María de la Merced’. Para Castro “cuando hablamos del ritual de la Coronación Canónica se nos viene a la mente una ceremonia religiosa que está ligado casi en exclusiva a la Religiosidad Popular, pues podemos considerarla el culmen de la devoción del pueblo, refrendado por la autoridad eclesiástica, y que el mundo cofrade vive con especial entusiasmo como un día especial en la historia de la imagen coronada. Hoy, he querido traer una pequeña crónica de lo que fue la coronación canónica de la que es Excelsa Patrona de nuestra ciudad, Santa Maria de la Merced, de la cual se cumplen los 50 años de dicho acontecimiento”.
El conferenciante explicó “el origen del culto a las imágenes en el mundo cristiano, en cuyos comienzos no estaba determinada las representaciones de Jesús y su Madre, de la misma manera que la religión judaica, que era anicónica. Sin embargo, la expansión por el Mediterráneo de la religión cristiana, provocó que tímidamente fueran introduciéndose las representaciones de Jesús, María y los Santos. Los Padres de la Iglesia fueron muy cautos durante los primeros siglos de existencia de la religión cristiana, y tenemos bastantes ejemplos de defensa o ataque a la representación de la imagen de Jesucristo. El mismo Concilio de Elvira, celebrado a principios del S. IV decía en su cánon 36: Se dispuso que no debe haber pinturas en las iglesias, para que lo que se venera y se adora no se pinte en las paredes”.
El rito de la Coronación Canónica de una imagen de la Santísima Virgen “debemos buscarlo en los estados que formaban la actual Italia, en concreto en torno a los siglos XVI y XVII y dos nombres propios serán quienes arranquen con este rito hoy propio de la Iglesia Universal: el capuchino padre Jerónimo Paolucci (1552-1620) y el conde Alejandro Sforza Pallavicino.El primero de ellos, nacido en Caboli da Forli, se dedicó durante todo su ministerio a realizar predicaciones, terminando al final de todas ellas coronando, de forma simbólica a una imagen de la santísima Virgen. Esta tradición fue posteriormente imitada por hermanos suyos de religión, fundándose dentro de su Orden la denominada Pia Opera dell'Incoronazione.
“Con respecto al Conde Sforza (familia de gran influencia durante el Renacimiento) –explicó Gonzalo-, ejerció una labor de mecenazgo con respecto a estos actos, ya que dispuso en su testamento la donación de bienes a la Reverenda Fábrica de San Pedro, Congregación fundada por Clemente VII en 1593 y cuya labor era la de obtener los fondos para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro, pues el templo Constantiniano se encontraba en ruinas. El conde Sforza dispuso que con las rentas obtenidas por el usufructo de sus bienes fuesen coronadas las imágenes mas veneradas, con la condición de que se incluyera en las preseas el escudo de la familia Sforza. De este modo la Reverenda Fábrica de San Pedro fue la encargada de disponer las coronaciones canónicas de las Imágenes de la Virgen, teniendo un cargo distinto al carácter material que conllevaba la reconstrucción y mantenimiento de la Basílica romana de San Pedro”.
Tras casi cien años de ausencia de la Comunidad de Padres Mercedarios de la ciudad, vuelven a tomar posesión de la Iglesia y Convento el 22 de julio de 1940, siendo conformada por los PP. Manuel Fernández Matínez, Miguel Escánez Mingorance y Fermín Gutiérrez Gómez, realizando a partir de entonces una labor de restauración del culto a la Santísima Virgen. Desde entonces “se produjeron dos hitos que marcaron la llegada de los PP. Mercedarios, y que se vieron como preferentes antes que la coronación canónica de la Imagen”. Por un lado fue “la declaración canónica del Patronato de la Santísima Virgen, que fue llevado a cabo por la Bula de Pío XII, Quemadmodum plura, con fecha 27 de junio de 1949, finalizando con grandes fiestas y actos, entre los que se encontraban un pontifical con la Santísima Virgen de la Merced en la Iglesia Colegial, asistiendo el Ayuntamiento bajo mazas. Posteriormente, se declara al Santuario de Santa María de la Merced Basílica Menor, por el Breve de Pío XII Quidquid ad divinum, con fecha 11 de noviembre de 1949”.
En fechas anteriores a la llegada de la Orden se había planteado la Coronación Canónica de la Imagen, como lo demuestra la donación, por parte del Cardenal Herrero, en 1912, de su cruz pectoral y anillos, con los que se confeccionó una corona ofrendada por los jerezanos el 24 de septiembre de dicho año. Sin embargo, “el estallido de la 1ª Guerra Mundial no llevó a buen término dicho acto, promovido entre otros por Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. Posteriormente, una República convulsa en sus últimos tiempos, y anticlerical en su mayor parte, junto con la Guerra Civil y la consiguiente postguerra no propiciaban un ambiente muy propio para dicho acto eclesiástico. También el que todavía no se encontraran en nuestra ciudad la Comunidad de Padres Mercedarios, con el siempre recordado Padre Manuel Fernández, frenó un poco dicha coronación. Pero una vez que se asentaron en la ciudad, y proclamado canónicamente el patronazgo sobre la ciudad y la declaración de basílica menor, se procedió a la petición a la Sagrada Fábrica de San Pedro de Roma de la Coronación de la Sagrada Imagen de Santa María de la Merced”.
Castro Moreno considera que “1951 será fecha clave en la historia de tal acontecimiento, pues con fecha de 15 de octubre del mismo año entrega oficialmente al Ayuntamiento de nuestra ciudad un documento el Padre Manuel Fernández, como capellán de la misma, exhortando al excelentísimo Ayuntamiento a que solicite la Coronación Canónica de Nuestra Amantísima Patrona. Eran por entonces, Alcalde de la ciudad Don Antonio Mateos Mancilla, Comendador de la Orden en Jerez Fray Fermín Alvaro García, y capellán de la Ciudad Fray Manuel Fernández Martínez. El día 25 de octubre de 1951 se manda el acuerdo del Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad al Cardenal Arzobispo de Sevilla, Don Pedro Segura y Sáenz. Posteriormente, en 1953, se vuelve a enviar documentación a Roma, una serie de preces por parte de la comunidad de Padres Mercedarios. Finalmente llega el rescripto, con fecha de 27 de octubre de 1954”.
“Tal como decía en su exhortación pastoral de 30 de abril de 1961, el Cardenal Arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal, el acto de la coronación canónica coincidió con la creación de la Vicaría General con sede en Jerez, pasando por tanto el obispo auxiliar a residir en nuestra ciudad, en este caso D. José María Cirarda Lachiondo, obispo con el título in partibus infidelium de Drusiliana. El programa de actos se dio a conocer el día 7 de mayo en la prensa y en programas de mano publicados al efecto. Durante todo el mes de mayo los distintos colegios de la ciudad fueron ofreciendo a la Patrona ramos de flores en su honor”.
El pregón fue pronunciado por D. Francisco Montero Galvache el domingo 21 de mayo de 1961, en el teatro Villamarta a las 12:30, presentado por el 1er. teniente de Alcalde D. Francisco Paz Genero. Entre los días 22 y 24 de mayo se organizó un triduo preparatorio tanto en la propia Basílica como en los siguientes templos jerezanos: Compañía de Jesús, PP. Dominicos, PP. Franciscanos, Padres Carmelitas, parroquias de San Miguel, San Mateo, San Rafael, San Pedro, Santa Ana, Nta. Sra. de las Viñas, Nta. Sra. de Fátima, La Asunción, La Victoria, Colegio de Madre de Dios, Guadalcacín, Estella del Marqués y El Portal”.
El ponente indicó que el día 25 de mayo procedieron al traslado de la Venerada Imagen, en el paso de Madre de Dios de la Misericordia, a las 8 de la mañana, por el siguiente itinerario: Merced, Plaza de Santiago, San Juan, Francos, Plateros, Plaza de la Asunción, Angostillo, Consistorio, Plaza Arenal, (lado derecho), Plaza Monti, Alameda Vieja. El orden de la procesión estaba compuesto como sigue: Estandarte de la V.O.T., seguido de señoras; cruz conventual con la Real y Militar Esclavitud, acompañada de las escolanías de San Mateo y la Merced. A continuación, el paso de la Virgen exornado con gladiolos blancos, junto a los cuatro faroles de plata donados en el XIX por D. Francisco García-Pérez y Romero, y Dña. Magdalena Sánchez-Romate. Primero la virgen fue llevada a la Alameda Vieja, donde el Obispo D. José María Cirarda celebró una misa de campaña, para ser trasladada la imagen posteriormente a la Iglesia Colegial”.
Cabe constatar que “la Coronación Canónica provocó reacciones no solo en nuestra ciudad, sino también en otras provincias de España, pues vinieron peregrinos de Herencia (Ciudad Real), Llerena (Badajoz) y Madrid, acudiendo religiosos mercedarios como fray Germán García, fray Alfonso López, fray José Saavedra y fray José Colinos, este último procedente de Cuba. El Padre Manuel Fernandez, gran impulsor de esta Coronación Canónica y del culto en general a la Virgen de la Merced, de grato recuerdo en nuestra ciudad, vino expresamente desde Brasil, donde se encontraba, para el culto extraordinario. Un dato curioso fue la publicación de las bases de un concurso de balcones para los domicilios que estuvieran a lo largo del recorrido de la procesión de la Imagen, y la función de fuegos artificiales el último día del triduo, que tuvo que suspenderse debido a las lluvias torrenciales que cayeron esa noche en la ciudad”. El día 28 de mayo fue el día grande para la ciudad. Se coronaba a su Excelsa Patrona. Pese al mal tiempo de la noche anterior, se procedió a continuar con todos los actos, empezando muy temprano, a las 7 de la mañana con una Diana por todas las calles de la ciudad.